De momento se consigue retrasar la aprobación en Consejo de Ministros, la polémica ley de reforma educativa promovida por el ministro Wert. El pulso ofrecido por toda la comunidad educativa en su conjunto, padres, alumnos y profesores, ha conseguido algo de tiempo. Quizás para maquillar algunas cosas solamente, seguro que en ningún caso es para dejar las cosas como estaban antes de iniciar los recortes. En informática hay una expresión que se llama checkpoint, punto de control. No es el punto de control de aduanas de los aeropuertos, me explicaré. Cuando se efectúa un proceso de mucha duración, por ejemplo de varias horas, los ficheros que participan son vulnerables ante cualquier accidente o avería. Tanto el fichero maestro, como los auxiliares que lo alimentan proporcionando nuevos registros, pueden quedar dañados completamente en esa situación adversa. Por lo tanto se provoca que cada cierto tiempo de proceso se haga un checkpoint, que consiste en crear una imagen del estado en que están los ficheros en un determinado momento, día, hora, minuto y segundo. Esa imagen, si no pasa nada, cuando se crea el nuevo checkpoint se borra y queda la nueva imagen. De este modo, si hay un accidente, avería, apagón, que interrumpa el proceso, al restablecer las condiciones para trabajar el proceso se continúa a partir del último checkpoint, con lo que solo se ha perdido el tiempo desde el último checkpoint hasta el incidente. Todo lo que se había procesado anteriormente es válido, no es necesario volverlo a repetir. Pero eso es en informática, en la sociedad habría que abordar otros matices. Por ejemplo, si con respecto a la nueva ley de educación y los recortes, la intencionalidad de los movimientos es volver a la situación anterior, se me antoja meramente acomodaticio. Entiendo que tal como estaban las cosas, ya estaba bien?. Diría que no. Tenemos un fracaso escolar galopante, nos señalan en Europa como los más tontos, no se valora el esfuerzo para nada, no hay respeto ni autoridad en las aulas, faltan becas, falta profesorado, los temarios son cada vez más blandos, y un larguísimo rosario de cosas que no funcionan bien. Por tanto considero simplemente acomodaticio conformarnos con volver a la situación que teníamos antes de los recortes. Es como volver al último checkpoint, pero en este caso no se puede aplicar que la situación era la óptima. No lo es. Lo mismo pasa en la Sanidad. Ahora se copagan los medicamentos, algunos servicios, hay menos recursos humanos, económicos y materiales, se recorta y casi anula la ayuda a la dependencia, hay más demora en los servicios, se privatizan hospitales, etc. Pero, y antes?, en la situación antes de los recortes, el último checkpoint, funcionaba bien la Sanidad?. Rotundamente no. Había despilfarro, hospitales y medios técnicos infrautilizados, demoras en las visitas y en las intervenciones, ayudas a la dependencia irrelevante. Y sin embargo nos conformaríamos con volver a esa situación. Igualmente se me antoja acomodaticio, simplemente porque ya lo teníamos asumido y ya nos iba bien. Encuentro a faltar gentes en todos los ámbitos, que se eleven un poco por encima de todos, que se alejen del ruido y se atrevan a pensar en un rediseño organizado y sostenible de los servicios a la ciudadanía. En temas sociales no vale con poner el horizonte en el último checkpoint. Cuando nos hayamos acomodado a los recortes y tengamos asumido que es así, y dentro de unos años volvamos a perder derechos y prestaciones que pasará?. Saldremos a la calle para pedir volver al último checkpoint?. Hay que cambiar nuestros hábitos acomodaticios y ser ciudadanos más implicados y más exigentes. Los recursos económicos para los servicios salen de los impuestos que pagamos, no los regala nadie, por tanto debemos ser más participativos y exigentes en que los sistemas sociales sean justos y equitativos, funcionen de acuerdo a las exigencias y necesidades de los ciudadanos, y además sean sostenibles y no haya despilfarro. De otra manera seremos una sociedad triste y muerta, y entonces ya no valdrá volver al último checkpoint.
