jueves, 11 de abril de 2013

Distancia de seguridad

Leo con estupor que la policía, por encargo del Ministerio del Interior, va a trazar una distancia de seguridad alrededor de las casas de los políticos a los que se les haga un escrache. Molestos por el grito desgarrador de la ciudadanía ante el doloroso y humillante drama de los desahucios, los señores diputados van a estar blindados por la policía para que sigan viviendo ajenos a la realidad de la calle. Parece que tienen unos oidos muy sensibles, ellos y sus familias, y se sienten agredidos por los gritos que los ciudadanos profieren contra ellos. Los gritos de dolor de las familias, con niños y ancianos, que cada día inexorablemente son sacados de sus casas con todos sus enseres y puestos en la calle, esos gritos no parecen hacerles sentir mal. Era de esperar que la ILP presentada por la PAH fuese completamente anulada, al tramitarse conjuntamente con la ley hipotecaria que tenía planeado desarrollar el PP. Me gustaría que hubiera un organismo que trazara también una distancia de seguridad entre las promesas electorales que hace un partido político y que ayudan a encumbrarlo con mayoría absoluta, y el posterior desarrollo de las políticas del gobierno resultante de las elecciones. Estaría bien establecer un límite de seguridad, una línea roja, expresión que detesto y que nuestros políticos de medio pelo siempre tienen en la boca. Cuando el incumplimiento del programa electoral traspasara el límite de seguridad, sería necesario convocar nuevas elecciones por pérdida de legitimidad. No sé si esta medida ayudaría a arreglar la situación general, pero al menos nos sentiríamos algo más protegidos ante la mentira y el engaño. Ya está bien de ampararse en la legitimidad de las urnas, máxime cuando se ha incumplido el programa electoral desde el minuto 1 de la legislatura. Cómo tienen la cara dura de seguir reclamando esa legitimidad?. Cómo tienen la cara dura de asimilar a la ciudadanía herida y quejosa con pseudoterroristas?. Quién es más terrorista?. Los que acomodados en la mayoría absoluta gobiernan como les viene en gana, despreciando a todos y cada uno de los 11 millones de votantes, O quienes tratan de llevar el grito y el sentir de la calle a sus oidos, para que se les caiga la cara de vergüenza, si es que les queda algo, o alguna vez la han tenido. Están consiguiendo llevar a la ciudadanía a la más absoluta desafección política. Y peor aún, al odio a los políticos. Supuestamente la democracia es el gobierno del pueblo y para el pueblo. Esto que estamos viviendo en estos momentos no tiene nada de eso, es el gobierno de unos pocos para el beneficio de otros pocos. El pueblo solo participa en la "fiesta de la democracia", así se llenan la boca en llamarlo, el día de las elecciones. El pueblo solo sirve para votar y callar. Esto, a mi modesto modo de ver las cosas, ya no se llama democracia. Reclamo una distancia de seguridad para los ciudadanos, que nos proteja  ante las tropelías de un gobierno mentiroso, corrupto y sinvergënza!.