miércoles, 11 de septiembre de 2013

La incomodidad de la cadena

Es curioso como a los humanos nos gustan las cadenas, sean del tipo que sean. Uno se encadena a un equipo de fútbol, aunque a veces le reporte disgustos. O se encadena a una fragancia, aunque al final termine aborreciéndola. O se encadena a una ideología ilusionante, aunque esta acabe por llevarte a la perdición absoluta. Para gustos los colores, se dice popularmente. Aunque sería mejor decir que, Para gustos las cadenas. Las cadenas se las impone un mismo, aunque en ocasiones son otros los que las sugieren, o las imponen con mucha sutileza. Por eso algunas son cómodas de llevar, y otras resultan incómodas. Hay cadenas humanas pacíficas, por ej. "Rodea el Congreso", "Rodea el Parlament". Pero ese tipo de cadena parecen molestar a los que ejercen el poder. Aunque el título es pacífico, te recibe un ejército de policía parapetado en infinidad de vallas metálicas. Para que te cuento, si el lema hubiera sido "Apedrea el Congreso, Incendia el Parlament, o Bombardea los dos". Entonces saldrían a recibir a la cadena humana el ejército, las tropas de la OTAN y las del Pacto de Varsovia. Es que hay cadenas humanas, que si no tienen el beneplácito del poder, no gustan y no salen adelante. Otras cadenas organizadas por "ciudadanos" y con el aval del poder, son mas exitosas. Este tipo de cadena es muy interesante, porque las dos partes están de acuerdo, pero en el fondo resulta un poco ambigua. No se sabe exactamente si el poder sugiere la imposición de la cadena al ciudadano, o bien es el ciudadano que le dice al poder, "Tranquilo, que ya me la pongo yo". El resultado es que el pueblo se pone la cadena "voluntariamente", obnubilado por el hartazgo de invasión de publicidad en los medios de comunicación, y el poder se queda tan feliz y satisfecho. Hay cadenas que tratan de unir, pero que resultan excluyentes. Hoy creo que se organiza una de esas precisamente. Se llama "Vía Catalana", y va desde la frontera francesa en Le Perthus, hasta Alcanar, en el límite de la provincia de Tarragona con Castellón. Curiosamente une a tres capitales catalanas, la cuarta, Lleida, queda excluída. La cadena no solo no pasa por la capital, sino que no transcurre ni por un milímetro de la provincia de Lleida. Lleida, como siempre, es la pobre, la rural, la granjera, la de mayor tamaño, pero la de menos peso. Sin embargo, Cataluña bien hace bandera de los paisajes del Valle de Aran, de sus fabulosas pistas de esquí, de los ríos de aguas bravas, de los "cargols a la llauna", la "Terra ferma" la denominan. Qué cosas tan curiosas y extrañas se dan en la geografía socio-política-cultural de este lugarcito, llamado Cataluña. Qué pena cuando algún ciudadano "lleidatá" haya ido a inscribirse en la cadena y le dijeran; Usted tiene que ir a la zona de Alcanar, o a Torredembarra, o a Mataró, o a Figueras. Debería haber contestado: Y porqué no a Mollerusa, o a Tárrega, o a Cervera?. La primera capital catalana que recibió el AVE, resulta ninguneada, qué lástima. No es por dar ideas, pero una auténtica Vía Catalana hubiera sido unir Girona con Barcelona, Barcelona con Tarragona, y Tarragona con Lleida. Las cuatro capitales unidas hubiera sido un reparto mucho más igualitario. De esta forma que se ha organizado, Lleida no saldrá en la foto, como si no tuviera nada que enseñar al mundo. Claro que yo no soy un experto en cadenas. Para expertos ya están la ANC, CIU y ERC, ellos si saben de cadenas. Si Cataluña llega a la independencia, los perros los llevaremos atados con cadenas de longanizas y nadaremos en la abundancia. Vaya que si!.