La lanzadera volante fue una mejora que permitió la automatización del proceso de tejido. Fué inventada por John Kay en 1733. Esto posibilitó la fabricación de tejidos más anchos que antes en el campo de acción del brazo humano. La lanzadera volante permitía que la labor de tejido, en la que intervenían dos trabajadores, fuera realizada por un solo trabajador. John Kay se vió obligado a exiliarse a Francia, porque los trabajadores de la industria textil británica querían matarle. Como ha cambiado el cuento. Ahora alabamos a los grandes empresarios del textil español, que se han llevado la producción a países tercermundistas, a talleres inmundos donde la gente trabaja 12 horas por un salario de miseria. Y encima los envidiamos y los tenemos como ejemplo porque son exitosos y multimillonarios. Bueno, pues esta lanzadera la compré en un mercadillo, y ahora sirve para alojar un termómetro. Algo es algo, me parece interesante encontrar utilidad en lo antiguo, y sobre todo no perder la memoria, histórica.
